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"La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón"

martes, 7 de enero de 2020

RETROALIMENTACIÓN DE LOS APRENDIZAJES


El objetivo de la retroalimentación formativa:

El CNEB1 señala que “la retroalimentación consiste en devolver al estudiante información que describa sus logros o progresos en relación con los niveles esperados para cada competencia. Esta información le permite comparar lo que debió hacer y lo que intentó lograr con lo que efectivamente hizo. Además, debe basarse en criterios claros y compartidos, ofrecer modelos de trabajo o procedimientos para que el estudiante revise o corrija”.




Así también,  el CNEB señala que  “la retroalimentación permite a los docentes prestar más atención a los procedimientos que emplean los estudiantes para ejecutar una tarea, las dificultades y avances que presentan. Con esta información pueden ajustar sus estrategias de enseñanza para satisfacer las necesidades identificadas en los estudiantes y diseñar nuevas situaciones significativas, replantear sus estrategias, corregir su metodología, replantear la manera de relacionarse con sus estudiantes, saber qué debe enfatizar y cómo, entre otros, de modo que permita acortar la brecha entre el nivel actual del estudiante y el nivel esperado”. (Ministerio de Educación 2016, p 181)
Así, según el Diseño Curricular de la Educación Básica la retroalimentación que moviliza es la que es compartida con los estudiantes. La retroalimentación de la enseñanza también es relevante y debe realizarse en coordinación con lo anterior.  Sin embargo, en esta oportunidad, nos centraremos en la retroalimentación a los estudiantes.
El objetivo de la retroalimentación, en el marco de la evaluación formativa,  es ayudar al estudiante a comprender sus modos de aprender, a valorar sus procesos y resultados y a autorregular su aprendizaje. En ese sentido, la retroalimentación contribuye a la construcción de autonomía a través de procesos de reflexión que motiva a los estudiantes a resolver problemas, crear nuevas producciones, replantear sus trabajos, aprender a identificar sus estrategias de aprendizaje, identificar sus logros y necesidades, así como desarrollar de manera consciente una autoevaluación de lo que aprende y cómo aprende.
Según varios estudios, para ser efectiva la retroalimentación tiene que cumplir con ciertos requisitos o características particulares (Tunstall y Gipps, 1996; Black y William, 1998; Shute, 2008; Hattie, 2009). Para ser efectiva, la retroalimentación formativa debe ser descriptiva. Su objetivo tiene que estar puesto en señalar las fortalezas y debilidades observadas en los trabajos de los estudiantes a fin de identificar o construir con ellos los próximos pasos a realizar para seguir progresando aún más. Esta característica descriptiva y específica se contrapone a la retroalimentación más tradicional cuyo centro es la corrección de las repuestas y tareas encomendadas y el comportamiento de los alumnos (y no el análisis del trabajo o producto realizado). La retroalimentación formativa debe apoyar el proceso de aprendizaje y para ello debe ser constructiva, oportunamente comunicada, siempre creíble y genuina.




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